Entrevista con el Dr. Urbano Ferrer
El autor del libro “Qué significa ser persona” y profesor de Ética por la Universidad de Murcia, España, habla sobre la realidad del concepto de persona como centro para entender la bioética hoy en día.
Es además Investigador en el área de Bioética, aspectos jurídicos, escritor, y un profundo conocedor del pensamiento contemporáneo. Uno de los muchos escritos del Dr. Ferrer «Que significa ser persona», es una lectura obligada para todo aquel que desea conocer más acerca de la realidad del concepto de persona, principalmente para aquellos que desean profundizar en la realidad bioética del mundo contemporáneo. «No son muchos –dice en el prólogo el profesor Rafael Alvira- los que pueden mostrar un conocimiento tan profundo al mismo tiempo del pensamiento fenomenológico y de la filosofía trascendental, de la filosofía greco medieval, y del pensamiento de nuestros días. Urbano Ferrer es capaz de ponerlos en dialogo y de servirse de ellos para el fin que se propone de sacar a la luz un concepto de persona a la vez unitario y lleno de diversidad de matices».
1. Sin duda existe una ruptura entre la ciencia y la reflexión ética, pero en algunos sitios cuando llega a darse esa reflexión, la misma ética presenta en grandes Universidades una fuerte tendencia hacia el utilitarismo, alejándose cada vez más de la persona única e irrepetible. Las legislaciones de los países en el primer mundo dan mensajes dispares, por un lado surgen leyes que dan una cierta protección a la vida en sus inicios como la alemana, pero por otro lado, agravantes como el asesinato con premeditación, alevosía y ventaja por medio del canibalismo con consentimiento de la victima, se convierten en atenuantes. Pareciera ser que el caníbal alemán fuera muy civilizado para darle tan corta sentencia; ¿Que sucede con nuestro mundo Dr. Ferrer? ¿Donde está el verdadero concepto de autonomía basado en la verdadera Libertad? ¿Es de nuevo el problema del individualismo? ¿La falta del concepto de responsabilidad de H. Jonas? ¿Qué sucede según su punto de vista con este mundo?
U.F.- Ciertamente la ciencia positiva ha reclamado la independencia de toda tutela metafísica y ética a lo largo del mundo moderno y contemporáneo, llegándose con el neopositivismo al extremo de negar condición científica a todo enunciado que no satisficiera las condiciones de verificabilidad propias de la ciencia físico-matemática. Desde hace bastantes décadas esta postura está superada, y son cada vez más frecuentes las posiciones que ponen en relación el avance en la ciencia con unos valores asumidos. Así, ya Husserl en 1938 vio en el modelo mecánico-positivo hasta entonces imperante el origen de la crisis en la ciencia y en la humanidad, que en aquella época se precipitaba hacia la segunda guerra mundial; en 1962 H. Kuhn en La estructura de las revoluciones científicas hacía ver cómo el progreso en la ciencia no es un todo lineal y continuo, sino que depende de unos paradigmas cambiantes. Pero han sido sobre todo los desarrollos en Biología y en las posibilidades de la Medicina los que han llevado a dirigir la mirada hacia la ética, ante la necesidad de un norte para las nuevas técnicas en este terreno, pues de lo contrario fácilmente pueden volverse contra el hombre.
Sin embargo, como Vd. dice, el modelo ético no siempre está en consonancia con el reconocimiento pleno de la dignidad de la vida humana en todas sus fases, sino que a veces los valores adoptados están tomados de una ética de signo utilitarista o consecuencialista, para la que prima la eficacia en los estados de cosas que se pretenden. Así ha ocurrido con el Informe Warnock de 1984, que no destaca suficientemente el valor humano del embrión, o bien el Informe Palacios en España de 1988, que sigue los mismos derroteros. Desde esta mentalidad no se llega a reconocer que existen acciones con calificación moral de suyo, y no sólo por su contribución utilitaria a unos resultados externos tenidos por deseables. Entonces, nociones morales como la responsabilidad, la libertad, la autonomía o los valores se emplean al margen de toda fundamentación ontológica y se acaba vaciando la ética en un emotivismo o en un relativismo irracional. Sólo cuando se ponen en relación esas nociones con los fines en los que se realiza la naturaleza racional humana se les puede devolver su sentido genuino.
2. Con respecto a los aspectos científicos en el inicio de la vida humana, es sabido por el área médica y científica mundial como iniciamos todos nuestra existencia: Para todos hay un punto de partida común, que es el momento de la concepción, no existe embriólogo ni genetista en el mundo que diga lo contrario. ¿En donde está el problema para ponernos de acuerdo? ¿Es un problema científico, jurídico, político, económico? ¿Tiene que ver algo la filosofía en la concepción de este problema? ¿Qué puede hacer un Bioeticista para colaborar en la solución a estos problemas que llevan a la destrucción a millones de personas año tras año? ¿El concepto del más débil, materia de defensa en el Derecho Romano base de todas las legislaciones occidentales, será aplicable por las legislaciones actuales con respecto al no nacido algún día?
U.F La explicación de los desacuerdos en Bioética implica, como Vd. señala, aspectos científicos, jurídicos, éticos, políticos y económicos, combinados con no poca aleatoriedad. Pensemos, por ejemplo, en la sentencia Roe versus Wade, que fue la que introdujo en Estados Unidos en enero de 1973 la legislación abortista como resultado del fallo de un tribunal, ocurriendo, como es sabido, que quien planteó la demanda a favor del aborto y la ganó, luego se retractó. Desde entonces existe registro de más de 40 millones de abortos legales en USA. ¿Acaso se puede decir que no hubiera habido legislación despenalizadora del aborto de no haber tenido lugar ese litigio entre dos mujeres? En otros países el proceso se ha planteado de un modo diferente. Así, en Alemania goza de protección legal la vida del nasciturus, pero la eventualidad del aborto legalizado resulta de la presunta colisión entre este derecho y el derecho de la madre a la salud física y psíquica. En los dos casos se trató de dar una salida jurídica a determinados pleitos, abriendo las compuertas a las cifras alarmantes de supresión de vidas con que hoy nos encontramos.
En cambio, los aspectos políticos fueron los que primaron en Italia, en que un referéndum apoyado por determinados grupos políticos estableció en 1981 por escaso margen la situación legalizada en la actualidad; o en España, donde el Partido Socialista ganador en 1982 incluía en su programa electoral la despenalización del aborto, que llevó a efecto en 1986… Cuando se da un paso en este sentido, la vuelta a la situación anterior se produce con gran dificultad y lentitud, como se esta viviendo ahora en Estados Unidos.
La cuestión científico-ética decisiva es la del estatuto del embrión. ¿Es la vida embrionaria un bien que hay que proteger o es un derecho inviolable del ser humano ya concebido? La primera posición no es suficientemente nítida para garantizar el derecho a la vida, ya que sólo se lo considera un bien que hay que medir o sopesar con otros bienes. En la mentalidad científica actual todavía pesa la concepción de Locke, que identifica a la persona con el yo consciente y que niega, en consecuencia, los derechos a quien no tiene conciencia de sí mismo para reivindicarlos. Esta orientación está presente en la ética dialógica actual, en que los derechos que se reconocen son sólo los de un posible interlocutor. Sin embargo, es de advertir que el autor más representantivo de esta ética, Jürgen Habermas, en una de sus últimas obras, El futuro de la naturaleza humana, aboga por los requerimientos éticos del embrión humano, no tanto por verlo como ser personal cuanto por el daño que con la eugenesia se inflige a la especie o naturaleza humana.
Todos los esfuerzos intelectuales por clarificar la condición personal del ser humano en todos los estadios de su existencia y por reformular el precepto ético de respeto incondicionado a la vida humana resultan muy pertinentes hoy día, si reparamos en que se está pretendiendo por algunos autores separar en el hombre su condición personal de su condición específica como hombre o bien disociar la vida humana de un estadio previo al que se ha pasado a denominar preembrionario. La argumentación racional hace posible desenmascarar los motivos no confesados, de ganancia económica o electoralistas, a que Vd. alude y que están detrás de las pretendidas justificaciones de la eliminación de la vida.
3.- Encontramos una división grande con respecto a la forma de abordar el problema de un nuevo ser, Basados en el problema de la sobrepoblación y la polarización entre países pobres y ricos, existen organizaciones no gubernamentales fortalecidas por los acuerdos de Beijín y El Cairo, donde se abordó la necesidad de campañas de planificación familiar concluyendo dedicar fuertes recursos a nivel mundial (miles de millones de dólares para “educar a la población” distribuidos en un período de 15 años ) basados en la libertad de elección, una frase basada en un derecho humano inalienable, pero ¿Libertad para que? ¿Es realmente el embrión una parte del cuerpo de la mujer? ¿Que dice la ciencia como dato inequívoco acerca del nuevo ser es o no es parte de su cuerpo?
U.F.- El problema de la superpoblación en algunas partes del mundo se ha querido afrontar eliminando directamente los nacimientos o imponiendo la esterilización, pero también ha habido países que han votado en las Conferencias mundiales en el sentido contrario, llegándose a acuerdos de compromiso. Invocar en estos casos la autonomía como libertad de elección es válida y hasta necesaria, si se admite también la existencia de un orden de fines en la acción humana. De lo contrario, se confunde la autonomía con la imposición de los fuertes sobre los que poseen menos recursos. El concepto de autonomía está en el centro de la ética kantiana del deber, pero hay que recordar también que el imperativo categórico kantiano en su enunciado prohíbe usar al ser humano como un mero medio y exige en cambio tratarle siempre como ser digno, que es fin en sí mismo. La libertad al margen de toda finalidad interna se autodestruye, confundiéndose con el simple deseo.
La respuesta a la última parte de su pregunta es inequívoca. La ciencia ha probado suficientemente que el ser concebido en el seno materno posee una individualidad y un desarrollo continuado propios, por lo que puede entablar desde el inicio un diálogo bioquímico y nutricio con el cuerpo de la madre.
El nuevo ser depende ciertamente de la madre para seguir siendo, pero esto no es un argumento en contra de su identidad, sino que pone de relieve la responsabilidad de la madre hacia el ser que le está confiado en su propio seno.
4. Desde el punto de vista estadístico y sin mediación de fármacos existen aproximadamente un 30% de óvulos fecundados que no se logran implantar y por lo tanto se puede decir que son abortos de la naturaleza, algunas causas son por malformaciones genéticas, otros por problemas inmunológicos, etc. Este argumento ha sido la base ética de algunas personalidades para el “uso valido” de los anticonceptivos como la píldora del día siguiente, es decir que como su funcionamiento busca primero no embarazarse por medio de impedir la ovulación, segundo en caso de que exista impedir su fecundación y tercero en caso de que se fecunde, impedir la implantación. ¿Que podría decirnos acerca de estos métodos antinatalistas y abortivos o anti implantatorios?
U.F.- Hay una gran probabilidad de que con la píldora del día siguiente se esté impidiendo la anidación en el útero de un óvulo ya fecundado y por tanto de un existente humano. Por tanto, su valoración ética es esencialmente la misma que en el aborto procurado. Pero hay otro aspecto en su pregunta, que permite darle una respuesta más completa. Es el significado interno del acto procreador, que no consiente ser reducido a un medio para obtener placer. En el acto conyugal se expresa la dignidad del ser humano a través de los cuerpos de los cónyuges. La responsabilidad por el fruto de la concepción es una muestra especialmente elocuente de la seriedad que acompaña a todo acto plenamente humano. Por el contrario, interceptar con medios artificiales en la concepción es no dejar que alumbre la verdad de ese acto, al reducirlo a un medio carente de significación en sí mismo.
5. Uno de los avances científicos más recientes es el uso de células troncales con propósitos de dar alternativas a problemas diversos como el Parkinson, sabemos que este es un tema que le atrae particularmente. El debate suscitado por la destrucción de embriones de los que se obtienen las células totipotenciales ha potenciado la orientación de muchos otros trabajos hacia células madre de organismos adultos. ¿Es verdaderamente el manejo de estas terapias un riesgo o un beneficio para la humanidad?
U.F.- Apunta Vd. al problema ético que se está debatiendo en estos días con ocasión de la clonación de células embrionarias emprendida por unos científicos surcoreanos. La denominación de clonación terapéutica es falaz, ya que esa clonación es en sí misma la reproducción de un embrión por procedimientos no naturales, cualquiera que sea el destino que se le quiera dar. Aun en el caso de que se intente el noble fin de curar algunas enfermedades, si el medio para ello es la obtención artificial de otro ser humano y su destrucción posterior, la acción queda moralmente descalificada. Por otro lado, está abierta la vía alternativa de las células madres procedentes de adultos para el tratamiento terapéutico, las cuales no plantean inconvenientes éticos ni provocan rechazo inmunológico; en los últimos años se ha avanzado en el hallazgo de sus potencialidades.
6. La objetivación del hombre por la ciencia representa una gran oportunidad de bienestar para el hombre. En medicina por ejemplo, se estudia el cuerpo humano, en Psicología puede comprenderse el funcionamiento de ciertas operaciones del alma humana. Sin embargo, la objetivación del hombre es también el mayor peligro que ha amenazado al ser humano en toda su historia. ¿Esta objetivación donde tiene sus raíces? ¿somos algo o alguien?
U.F.- No es difícil ver que el origen de los problemas éticos señalados está en la fecundación extrauterina de los bebés-probeta, que se inició en Gran Bretaña hace 25 años. Lo que se planteaba como un posible remedio a la esterilidad, se ha convertido en fuente de nuevas manipulaciones y de atentados, entre los que hay que mencionar también la crioconservación de embriones, que, al ser una detención del tiempo vital, es una forma más especialmente grave de falta de respeto a la vida. Por ello, la objetivación del hombre, en el sentido de su cosificación y manejo arbitrario, está en pugna con su condición personal, ya que no se respeta el ritmo natural propio (otra cuestión es cuando se trata de los cuidados médicos, con los que se coopera con la naturaleza, esta objetivación es sólo provisional y puede ser asumida por el ser sobre el que se ejerce). Sólo deseo añadir que la cosificación ilícita se manifiesta de modos muy diversos y la puede ejercer también un individuo humano sobre sí mismo, cuando no dirige sus actos según una medida racional.
7. ¿Podría usted hacernos algún comentario más acerca de cómo podríamos estar de acuerdo en más puntos con las personas que en este momento ven civilizado el destruir personas en sus inicios, o como podríamos convencer de que no somos algo sino alguien. También en sus inicios, esto es, en nuestra forma celular o embrionaria. A pesar de que no pensemos y no tengamos autoconciencia de nuestra existencia?
U.F.- Para que haya diálogo ha de haber lugares de encuentro entre los dialogantes, y justamente la naturaleza común a todos los hombres, fundamento de su dignidad, es un punto fundamental de encuentro. Por ello quizá no sea difícil ponerse de acuerdo en que existen lesiones a la naturaleza humana, reconocidas por todos, como la esclavitud, el abuso del fuerte sobre el débil, la poligamia… Pues bien, la base para denunciar las manipulaciones sobre el embrión es la misma que hay para esas otras ofensas, por lo que desde ellas se abre el camino para atisbar las primeras. Otra argumentación es la que conduce a depurar la noción de naturaleza humana, pues es posible que se parta de una idea de naturaleza incompatible con la vida o con la historia y por ello se le niegue al hombre. En cambio, cuando se ve en la naturaleza el principio de operaciones específicas del ser humano, expresable en condiciones culturales e históricas muy diversos, se concederá más fácilmente que el hombre tiene también una naturaleza, que le asigna unas tareas morales.
Muchas gracias, Dr. Ferrer queremos felicitarle y agradecerle de parte de todos los miembros y alumnos del Colegio de Bioética de Nuevo León, que haya aceptado esta valiosa entrevista, le deseamos éxito en el trabajo que emprende en la actualidad.