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Un análisis de la toma de decisiones en los dilemas bioéticos: realismo ético y antropológico

18:39 16 agosto in Ética

Ética
La enseñanza y  la investigación de la Bioética pueden colaborar a  hacer entender las claves de la cultura actual con su pluralidad de pautas para acertar en la actuación  profesional. Con este objetivo  se sugiere tener como referencia un modelo de toma de decisiones a través del cual se pueda adquirir rigor, profundidad y apertura, y se nos ofrezca un conocimiento significativo, de la ciencia, del mundo natural, de la sociedad y, sobre todo, de la persona humana.


1. INTRODUCCIÓNEl desarrollo de la ciencia y de  las tecnologías han creado, además de muchas ventajas, incertidumbres y miedos sobre la persona humana. Es ésta una de las causas por la que se va desarrollando paralelamente a la ciencia y a la técnica una nueva materia: la Bioética, cuyo objetivo primordial debería ser dar un rostro humano a esos avances científicos y técnicos. Medir hasta qué punto es así es algo muy conveniente, y encontrar protocolos idóneos para hacer esa valoración es el gran reto, que aún no goza de la estabilidad que necesitaría. Constantemente  se solapan y confunden  aspectos legales, morales, políticos, económicos, sanitarios  y científicos.

Se trata de ir investigando para contar con una metodología rigurosa que responda al carácter interdisciplinar de la Bioética, que muestre cómo las cuestiones acerca del trato del hombre con la naturaleza sólo encuentran solución y respuesta cuando se sabe detectar qué tipo de bien se tiene en juego en cada caso.

En realidad, toda argumentación bioética consiste en descubrir el significado natural de cada  hecho, evitando la fuerte tendencia a verlo aislado y en sí mismo, como material neutro o proceso fisiológico, sin otro sentido que el que el hombre quiera darle en cada momento[1][1].  II.

LA COMPLEJIDAD EN LAS DECISIONES DESDE LA BIOÉTICA

La confluencia de campos diversos en la Bioética, y la procedencia pluridisciplinar de su contenido, ha hecho que se vayan  elaborando sistemas bioéticos diferentes. En la actualidad existen diversas corrientes bioéticas; las más desarrolladas son la Bioética principialista o principlista y la Bioética personalista.

La Bioética principlista se rige por los dos principios básicos de la Medicina: el principio de beneficencia y el de no-maleficencia, a las que añadió el de autonomía y el de justicia.

Estos principios son considerados a modo de normas morales autónomas que se imponen al sujeto por su propia fuerza o por su deber; es una  deontología pluralista. Se acoge a criterios extrínsecos morales, políticos y prudenciales,  y se busca encontrar solución a los dilemas bioéticos desde una perspectiva asumible por el conjunto de la población. La concepción de la Bioética desde esta perspectiva es la de la resolución de conflictos, cuyo objetivo suplanta a la esencial categoría ética del bien por el decisionismo, que afecta sólo superficialmente a la acción humana y a su contenido moral, interesándose por el cálculo utilitarista de sus resultados.En la Bioética personalista, la referencia clave es la consideración del valor de la vida humana como bien primario y fundamental. Supone un tipo de reflexión en la que sin suprimir las normas, lo que se pretende es una congruencia de vida,  que no desatiende el elemento esencial de la ética, tal como se plantea en la tradición aristotélica, es decir, la felicidad, el bien.

Los principios que se suelen enumerar en la Bioética personalista son los siguientes: el valor fundamental de la vida humana, el principio de totalidad o principio terapéutico, el principio de libertad y de responsabilidad y el principio de socialización y de subsidiariedad. Se presentan como guías generales que requieren el ejercicio de la virtud, del bien de la persona, con tal fuerza, que sin ella, no se hace ni una correcta evaluación de la razón práctica ni de la perfección final del acto. Resultan genéricos, por lo que la aplicación a los hechos concretos no siempre es clarividente.

Mi propuesta es que además de los principios bioéticos para iluminar adecuadamente las decisiones en el ámbito de la ciencia y de la tecnología, se precisan otros parámetros para perfilar la adecuación de las decisiones  y sobre todo para la formación en Bioética.

La realidad no puede captarse mediante un único instrumento, y a su vez, la realidad, en sí misma constituye la verdadera medida del pensamiento, que está obligado a ceñirse a la verdad de las cosas; las profundidades de la experiencia humana sólo pueden ponderase mediante gran cantidad de métodos como afirma  G.Weigel.

<div style=»padding-right:15px;»>III. MODELO DE TOMA DE DECISIONES. UNA PROPUESTA
En 1996, el Consejo de Europa publicó un protocolo para contribuir a la enseñanza de la ética en los profesionales de la salud[2][2]. Su propósito fue analizar los posibles comportamientos de los biosanitarios ante los dilemas éticos. Para ello, se resolvieron 120 casos prácticos desde los puntos de vista jurídico, ético y religioso. Curiosamente, el aspecto ético fue el estudiado con menos profundidad, y no llegó a aportar orientaciones esclarecedoras.

Desde estos supuestos, y considerando la aportación del protocolo del Consejo de Europa, he ido realizando diversos estudios de toma de decisiones  para que se puedan establecer puentes entre los distintos puntos de vista de científicos y se lleguen a crear ambientes fértiles que esclarezcan el significado del contenido de la resolución y del método empleado para tomarla. En realidad, para que el progreso científico esté a la altura de la ética, y el progreso ético a la altura de la ciencia.

Sugiero  el siguiente   modelo de toma de decisiones, cuya finalidad es poderlo aplicar para la enseñanza  y la investigación de la Bioética en la resolución de los dilemas bioéticos que plantea el avance de la ciencia y ante situaciones impredecibles. Consta de una análisis exhaustivo de la situación, seguido de la síntesis de ese trabajo. Esquemáticamente responde a los siguientes parámetros:</div>

A) ANÁLISIS-criterio profesional-análisis jurídico-planteamiento científico (aportación de Popper)-planteamiento bioético (estudio comparativo de las  corrientes bioéticas significativas) -experiencia antropológica-incidencia religiosa.

-recursos económicos

B) SÍNTESIS-Resumen significativo de los puntos tratados del apartado de análisis.

IV.  DESARROLLO DEL MODELO
a)                   Primer modelo

En el primer Congreso Nacional de AEBI (Asociación Española de Bioética y Ética Médica), mi grupo de trabajo en aquel momento, propuso un  primer protocolo, en el que faltaba el tema de los recursos económicos, y tampoco se tenía en cuenta el parámetro científico. Nuestra conclusión fue que si se aplicaba a un número fiable de casos, facilitarían  al profesional el bagaje necesario para resolver directamente nuevas cuestiones, y capacidad para reconocer la necesidad de estudiar y contrastar con otros expertos antes de tomar la decisión oportuna[3][3]. En nuestra opinión, no siempre se han de aplicar todos los parámetros, sino en tanto que  las incertidumbres planteadas lo aconsejen para resolver el caso por elevación.

La idea central es que este protocolo puede ser empleado tanto por una única persona, que trata de reflexionar sobre su línea de investigación, como en un trabajo en grupo tanto intra como interprofesional. Esta metodología podría ser aplicada en la resolución de casos prácticos y teóricos en la enseñanza de la Bioética, bien en el ámbito universitario, en cursos especializados, masters, Comités de Ética Asistencial y de Ensayos Clínicos, etc. de modo que tras aplicar este método los alumnos estarán preparados para resolver nuevas cuestiones y, en otros supuestos, para reconocer la necesidad de estudiar más y de contrastar con otros expertos, antes de tomar la decisión.

El estudio detallado de la propuesta puede encontrarse en el Vol.X de Cuadernos de Bioética, n.37, 1ª, 1999, págs. 80-93. Para facilitar la comprensión de esta propuesta señalo brevemente el contenido de los apartados de ese primer modelo.

-Criterio profesional: La tradición ha apostado por el buen hacer creativo y honesto de cada profesional. Metodológicamente es el motor que debe poner en marcha el análisis posterior.

-Análisis jurídico: Estamos ante sujetos de derechos y obligaciones.

-Fundamentos de las religiones más significativas: A través de los siglos la consideración prioritaria del ser humano, su unicidad, su alianza con un plan divino, es idea fundamental en la mayoría de las religiones. Recordemos también la feliz expresión de André Malraux: “el siglo XXI será religioso o no será”.

-Planteamientos bioéticos: Las diversas corrientes bioéticas tienen aspectos en los que coinciden, aspectos en los que unos aciertan más que otros, incertidumbres. Ante el disenso en las cuestiones vitales, el mejor modo de resolverlos es el estudio profundo y conjunto.

 

-Experiencia antropológica: En el caso de la persona humana tenemos la experiencia universal de  que, para expresar nuestras actitudes y situaciones anímicas más profundas, nos faltan herramientas intelectuales[4][4];  la interiorización personal, el saber y el hacer vital, la apropiación de lo otro, es una experiencia de los plurales acontecimientos que nos pasan cotidianamente. Saber respetar en los otros y guardar en uno mismo el rastro del contacto vital con los demás y con el mundo.

-Síntesis: Se pretende afirmar que resolver los dilemas bioéticos tanto en el ámbito individual como en un trabajo en equipo, es seguir afirmando que por encima de la diversidad profesional y de investigación, por encima de las carencias de cualquier índole –enfermedad, pobreza, indigencia…- se afiance la unidad de lo humano. El estilo interdisciplinar ayuda mucho. Cada uno de nosotros es engrandecidos cuando tratamos de excedernos a nosotros mismos y se enriquece el saber del conjunto; nadie sabe todo; todo lo sabemos entre todos. La pedagogía en la bioética, ciencia de encrucijada de las grandes realidades humanas, ha de desarrollarse con un sello: el compromiso personal con la búsqueda de la verdad, encontrando las claves para tener expresiones nuevas del recóndito mundo natural y humano que tiene tanto de misterio.

b)  Precisiones sobre el modelo En el Congreso Hispanoamericano de Filosofía “Ciencia, Ética y Metafísica: en el centenario de Popper” ( Universidad Complutense, Madrid, 7-20 abril, 2002), mi trabajo versó sobre la necesidad de introducir en el protocolo de toma de decisiones el  planteamiento científico y realizarlo acogiéndonos a algunos aspectos de la filosofía popperiana,  cuyo objetivo primordial  es la crítica al relativismo científico. Todavía no se ha publicado, por lo que aporto un breve resumen de la exposición realizada.

Los doce principios éticos elaborados por el filósofo Karl R. Popper para una nueva ética profesional del intelectual en la Conferencia pronunciada en la Universidad de Tubinga, Alemania (26-V-1981) inciden plenamente en este planteamiento. Además, pueden resumirse en tres fundamentales:

-El principio de falibilidad: quizás yo estoy equivocado y quizás tú tienes razón. Pero es fácil que ambos estemos equivocados.-El principio de discusión racional: deseamos sopesar, de forma tan impersonal como sea posible, las razones a favor y en contra de una teoría.-El principio de aproximación a la verdad: en una discusión que evite los ataques personales, casi siempre podemos acercarnos a la verdad.

Estos principios lo son tanto a nivel epistemológico como ético pues implican, entre otras cosas, la tolerancia: si yo espero aprender de ti, y si tú deseas aprender en interés de la verdad, yo tengo no sólo que tolerarte sino reconocerte como alguien potencialmente igual; la unidad e igualdad potencial de todos constituye en cierto modo un requisito previo de nuestra disposición a discutir racionalmente las cosas, por ello, aun cuando en la discusión, cada uno mantenga su postura, si se ha sabido atacar al contrincante por su lado más potente y noble, al final del diálogo se puede no haber llegado a una solución común, pero al menos, se habrá salido de ese diálogo enriquecido.
c) Nuevas aportaciones al modeloNo se trata de ir aumentando el número de parámetros, sino de ir fundamentando cada vez mejor cada uno de ellos con un esencial objetivo: nunca es anacrónica la confianza en buscar la verdad y en encontrarla, pues justamente es ella la que mantiene al hombre en su dignidad. Claude Bernard intuía que cuando la Fisiología hubiera avanzado lo suficiente, el poeta, el filósofo y el fisiólogo se entenderían todo entre sí. Pero no hemos alcanzado esa meta y ahí está la cuestión ¿Quién decide y porqué ante tantas incertidumbres de la ingeniería genética, de la protección de los débiles? ¿Es acaso más importante la calidad de vida que la vida misma? ¿pero no es importante una calidad de vida para la vida? La Bioética, como ha señalado algún experto es la rebeldía de la técnica, que no quiere ceder al triunfo de la dispersión y de la información, sino de la sabiduría, es una ética que trata de encontrar el modo de evitar que la vida humana se malogre.

Por todo ello, además de discutir la validez, la fiabilidad y el orden de los parámetros señalados, sugiero dialogar sobre el realismo ético y antropológico, algo tan atrevido como necesario, es sustituir el ¿quién es el hombre? Por el ¿quién soy yo? Pues conociéndome, conociéndonos, obedeceré a la señalética ética que marca el camino. Lo mismo que no podemos sustraernos a la existencia, no podemos sustraernos a la eticidad, que debe referirse muy particularmente a la vida humana en su condición personal, ir a lo mejor, tal como diría J. Marías, no sólo a lo bueno, ni al deber seco, ni a la perfección abstracta, sino a lo inacabablemente perfecto hasta el final de los días.

[1][1] LÓPEZ  MORATALLA, N. El mundo natural, en Manual de Bioética, coord. G.TOMAS, Ariel, 2001,  162
[2][2] La santé face aux droits de l’homme, à l’ethique et aux morales. Ed. du Conseil de l’Europe, 1996

[3][3] TOMAS, G. et al. Una metodología para el estudio de los casos bioéticos, en Cuadernos de Bioética, Vol. X, n.37, 1ª, 80-93

[4][4] TOMÁS Y GARRIDO, G. en Bioética y Ciencias de la Salud, Vol.3, n.2 VI-XII, 98, Pág.78